La yuca es una planta originaria de América del Sur y Centroamérica, esta fue dispersa por españoles y portugueses por África, Asia y las Indias, incluyendo Filipinas y Taiwán.
La yuca también es conocida como mandioca o casava. Esta puede adaptarse a una variedad de suelos, además, logra alcanzar hasta los cinco metros de altura.
En la contemporaneidad existen enormes plantaciones de este tubérculo en Venezuela, Colombia, Costa Rica, Brasil, Jamaica y África Occidental.
La casava lleva cultivándose por varios siglos y todavía es considerada la base de la alimentación de más de 800 millones de personas a nivel internacional, su cultivo es catalogado como uno de los más importantes a nivel mundial.
Brasil, es considerado el cuarto productor de yuca a nivel global, en varias de sus zonas la mandioca es la base del ingreso económico de muchas familias. Así es el caso de los indígenas Terena, de la aldea Ekeruá, ubicada a 370 kilómetros de São Paulo.
Hace varios años, la labor de los indígenas Terena era cultivar la yuca, trabajando de sol a sol, en tierras extranjeras, ya que en las nativas se empleaban pocas personas y el cultivo era dependiente de fertilizantes químicos como de pesticidas.
Gracias a un proyecto que ha unido al gobierno federal, al del estado de São Paulo, al Banco Mundial y a una Universidad Privada, entre otros aliados, los indígenas Terena obtuvieron la oportunidad de reinventar el cultivo de yuca y conservar su línea cultural. Ya que, este permite que los Terena logren cultivar cuatro veces más en comparación con años anteriores, además, garantizan que su método de cultivo es amigable con el medio ambiente.
La protección del medio ambiente se da gracias a que se buscaron nuevos fertilizantes orgánicos y se empezó a reutilizar la cascara del tubérculo.
Como herencia de su cultura, se decidió rescatar algunas técnicas una de ellas es el murundum, la cual consiste en formar montículos de tierra; esto ayudar en la cosecha manual, asimismo, protege el suelo contra la sequía y la erosión.
Como antecedente del trabajo de los Terena, se obtuvo que en los últimos años, la superficie cultivada aumentó de 24 a 100 hectáreas, esto sin recurrir a la deforestación.
Una de las estrategias más sobresaliente en este proyecto es la utilización de una raíz diferente, se trata de la amarelinha, la cual tiene un mejor rendimiento y es más resistente a las plagas.
Estas características han generado en los Terena la incitación necesaria para cultivar sus tierras.
Lourenço de Camilo, coordinador de producción, manifestó que “trabajamos para nosotros mismos y nos regresamos a vivir de acuerdo a nuestra cultura”. Actualmente los Terena trabajan en el cultivo de yuca cinco horas diarias en la mañana, el resto del día lo dedican a su familia y a otras fuentes de ingresos; como lo son las esculturas.
Los Terena desean adquirir la tecnología necesaria para realizar sub-productos de las cosechas de yuca, uno de estos sería la harina de este tubérculo, esto, debido a que la cosecha se despacha para una cooperativa, la cual es la encargada de parte producción industrial del producto.
Estas competencias aplicadas a la producción de la casava han garantizado una excelente producción y un producto de la mejor calidad, lo cual tiene a los Terena orgullosos de su labor.
Con información de El País.