Prototipo que controla la cadena de frío de la insulina. Es económico, práctico y de fácil manejo, ideal para personas insulinodependientes.
Identificar la cadena de frío y el estado de efectividad de la insulina, es para los paciente insulinodependientes un gran desafío. Por eso, comprender este fenómeno y dar solución a este problema, es parte del trabajo que desde hace 4 años emprende Valentina Avetta, una joven estudiante oriunda de la localidad bonaerense de San Nicolás en Argentina.
A sus 17 años de edad, presentó una idea innovadora de crear un sensor termocrómico que permite detectar la pérdida de la cadena de frío de la insulina biosintética. Este prototipo que cambia de color y detecta el momento exacto en la que la insulina pierde su efectividad, es hoy una realidad gracias a la financiación y el impulso otorgado por Samsung Para el Futuro en el 2016, programa que impulsa a jóvenes con ideas innovadoras.
“La fuente de inspiración de esta idea novedosa, fue cuando disfrutaba de unas vacaciones en la playa con mi familia. Recuerdo que hacía mucho calor y me empecé a sentir mal. Supuse que tenía la glucemia alta porque había comido de más, pero también tenía confusión porque podía deberse a otros factores. Luego que reemplacé la dosis de insulina, me sentí mucho mejor y así llegué a la conclusión de que ésta había perdido la cadena de frío y, por consiguiente, su efecto”, así lo contó Valentina, en entrevista con el Diario Argentino el Ámbito.
A raíz de lo sucedido, la joven vio la necesidad de investigar y desarrollar este prototipo, el cual también obtuvo reconocimientos en otro certamen, así como El I-SWEEEP (International Sustainable World Energy, Engineering, and Environment Project).
Desde entonces, Valentina decidió iniciarse en el mundo de la Bioingeniería, programa que estudia en la Facultad de Ingeniería de la UNER, en Oro Verde. Ahora, destina por lo menos 7 horas semanales para trabajar en el Laboratorio estudiantil y, por ende, en su prototipo. Allí, tiene a su disposición materiales y equipos para su fabricación, desde impresoras 3D hasta micropipetas.
En la actualidad, existen diferentes instrumentos que permiten controlar la temperatura de este medicamento durante su transporte y distribución, pero ninguno que la indique mientras está en uso, así como lo hace este dispositivo.
Este sensor termocrómico que, inicialmente, estaba pensado para medir la eficacia de la insulina, es ahora un indicador pequeño compuesto por termosensibles que cambian de color, una vez el líquido supera los 30°C.
“En el 2016 había desarrollado el primer prototipo, pero al someterlo a las pruebas resultó con fallas y complicaciones. Así es como en el 2019 empecé a trabajar en otro enfoque, con el cual obtuve resultados positivos y en menor tiempo”, contó Valentina para el portal digital Latinoamericano IT Connect.
Con este sensor termocrómico, la joven emprendedora busca ayudar a muchas más personas insulinodependiente. Éste será un dispositivo pequeño, de fácil manejo y sobre todo de bajo costo.
Hoy con 21 años de edad nadie la detiene. Se destaca por su fuerte y decidida convicción, siendo un ejemplo de superación para muchos jóvenes latinoamericanos. Pretende seguir trabajando en su nuevo enfoque, con el fin de lograr su introducción en el mercado nacional en el menor tiempo posible.